Nuevas reglas de juego, el mismo sistema de gestión
*Ganador del concurso “Escribe y Gana” 3Q Argentina – Softland 2021
Desde hace algún tiempo se entendió que los proyectos largos y los requerimientos extensos y rígidos ya no son una opción viable para ninguno de los jugadores. Las reglas cambian, las variables cambian, el mundo cambia constantemente; y con él sus necesidades, metodologías de trabajo, formas de consumo. Los últimos años nos dieron un cachetazo de realidad en este sentido y todo lo que dábamos por sentado se nos escurrió entre los dedos. Un pequeño virus nos marcó la cancha y nos cambió el juego.
Improvisación escalable y flexibilidad.
Como primera medida tiene que entenderse que improvisar no es sinónimo de encontrar una solución rápida e ineficiente que resuelva a medias un problema hasta tener una solución definitiva. La improvisación tiene que ser una herramienta siempre al alcance de la mano para afrontar los imprevistos. En el caso de los sistemas de gestión, de los cuales depende la operatoria de una compañía, la flexibilidad del mismo es la que nos da la posibilidad de improvisar sobre la marcha de los acontecimientos, permitiendo que la rueda siga girando.
Decisiones rápidas, soluciones ágiles
En buena medida, la adaptación al cambio requiere que la toma de decisiones no caiga en interminables circuitos administrativos o burocráticos, y en este sentido es fundamental entender que las soluciones y proyectos deben realizarse utilizando metodologías ágiles sin estar atados a una enorme lista de requerimientos, plazos y actores. Los proyectos deben separarse en pequeñas metas ordenadas, y quienes lleven adelante los proyectos deben tener la suficiente autonomía para decidir sobre la marcha ante algún cambio en las variables internas o externas sin perder de vista el panorama general.
¿Qué buscar entonces en un sistema de gestión?
Como ya dijimos, necesitamos poder improvisar y adaptarnos rápidamente, para lo cual nuestro sistema de gestión debe ser flexible en cuanto a la posibilidad de parametrizar los distintos aspectos de la operatoria, desde los reportes, indicadores, registraciones, hasta los datos que se necesiten analizar.
Otro factor fundamental es la adaptabilidad del producto. Es decir, que nuestro sistema nos permita conectarnos o interoperar con diferentes plataformas, soluciones móviles, servicios cloud, etc. Un sistema desconectado del mundo no es una opción viable en estos tiempos.
Por último, el software que utilicemos debe estar respaldado por un equipo que entienda la importancia de las metodologías ágiles, tanto en la implementación del producto como así también en las soluciones que se requieran para cada negocio y ante cada eventualidad. Debe existir una estrecha relación entre el desarrollador y el usuario en el sentido del trabajo en equipo y la comprensión de las metas y prioridades del negocio. El desarrollador del sistema de gestión no debe ser simplemente un proveedor, sino un socio estratégico en un mundo que constantemente nos desafía a evolucionar.